El carmín y yo…
fuimos dos los que se corrieron en tu cara
como una broma pesada de ácido remate
sin ton ni son
solo rabia y desconsuelo.
… y es que en ese espacio
entre quejido y gemido
ya no caben esos pecados
que a nuestro tiempo dieron justo valor
cuando a carcajadas
desempañabamos los espejos.
… y mis manos en tus tetas blandas
las tuyas en mi cuello
miradas que ya no dicen nada
bocas que mastican y no tragan
las excusas y los “no puedo”.
… y el sudor
el sudor que acompaña la fatiga
ya no ahoga la rutina
ni nos invita a extraños juegos
ya no eres mi papel
ya no soy tu fuego.
… y fuimos dos
el carmín y yo.
5/5/’15
Rodrigo
Anuncios